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Magdalena llevaba varios años viviendo en una constante rebelión contra la idea de trabajar. Ella quería libertad, para ella y para su hijo, al que educaba ella misma para evitar un sistema de educación que consideraba insano. Jugando con el estatus de eterna estudiante, mamá soltera y trabajos esporádicos por un tiempo limitado para tapar agujeros, había conseguido vivir años en una forma rara de libertad que es la precariedad elegida, viviendo lo más sencilla posible y procurando no hacerse más preguntas de la cuenta sobre el espejismo del futuro.

En ese idealismo un día Magdalena, inquieta por la situación de los refugiados en Alemania, dedició trabajar en uno de los campos de refugiados que hay en la ciudad. ¿Renunció a sus ideales?… quizá, pero desde luego a lo que no podía renunciar era a la sensación de que alguien la necesitaba de verdad. Aquello no fue una renuncia a sus ideales, sino puro compromiso social.

Hoy lleva año y medio trabajando intensamente. Por si fuera poco, con su carácter, una persona fuerte, segura, con sed de una perfección a prueba del mundo –incluso en la sencilez más radical– Magdalena es desde hace mucho directora del centro de refugiados en el que trabaja. Mientras tanto, su hijo ha empezado a ir a la escuela.

¿Quién dijo que ser idealista es de jipis irresponsables fuera de la realidad?… El Idealismo y la Solidaridad integraron a Magda en el sistema laboral y a su hijo en el sistema educativo que muchos creerían amenazados si dieran responsabilidad a gente tan crítica como ella misma.

Después de saltar entre supermercados, teleoperadores y restaurantes sin contrato, Marc también entró a trabajar en el campo de refugiados. Mientras tanto en las horas libres apoyaba a aquellos que habían venido refugiándose, no solo de la guerra –quizá ni siquiera de la guerra– sino de tener que la libertad sexual, que los obligaba a vivir sus relaciones, su cuerpo y el amor, como proscritos, siempre con miedo, asumiendo riesgos enormes, luchando en la sombra bajo la amenaza constante del estigma social, la cárcel o la muerte. Ahora Marc no era sólo un activista por los derechos de gays y lesbianas, ganándose mientras tanto el pan en la precariedad de los supermercados… sino que se dedicaba profesionalmente a hacer posible la acogida que Alemania de refugiados, no solo venidos huyendo de la guerra y la muerte, sino de situaciones contra las que él mismo estaba comprometido a luchar.

Frida entró a trabajar en la atención médica en otro campo de refugiados. Por fin pudo utilizar todos los conocimientos acumulados que tienen aquellos que siempre están apunto de acabar su carrera pero no lo consiguen por fobia patológica a los exámenes… exámenes que Frida estudia año tras año, y cuyos conocimientos son ahora vitales en un centro en el que viven 500 personas, familias enteras, en condiciones límites de habitabilidad –describiré los campos en próximos posts– y con una historia espantosa a sus espaldas. Frida está ahí, haciendo lo mejor que sabe hacer a pesar de su problema para demostrarlo.

Antonio entró también a trabajar en una residencia para refugiados. Hasta entonces, se había dedicado al diseño gráfico, con muchas horas de trabajo y clientes que no quieren pagar demasiado por lo que consideran dibujitos… lo que no conseguía cubrir con lo que cobraba, se lo pagaba el INEM Alemán en forma de ayudas sociales. Cansado de la precariedad y de la doble humillación, tan común entre los diseñadores gráficos, de estar pagado por debajo de lo que es justo y que además pretendan explicarte por qué, un día se presentó para trabajar con los refugiados. Fue la primera vez que vio un contrato de trabajo en su vida.

Oli había estado parado, simplemente, parado y jodido desde hace unos meses más que yo.

Si, yo buscaba trabajo, otra vez. Acababa de llegar de Berlín y parecía que me hubiese traído conmigo ese hedor a precariedad que irradia la ciudad. A apenas un mes y medio de llegar creo que había pocos estudios de arquitectura en un par de kilómetros a la redonda a cuyas puertas no hubiese llamado para presentarme y entregarles mi CV y mi portfolio de Arquitectura –30 euros de impresión a color, muy buen diseño y no poca ilusión–… Hice varias entrevistas, tras las que me pidieron que esperara, una espera amable pero angustiada.

Mientras buscaba trabajo, seguía llendo y viniendo de de Berlín para comisariar varias exposiciones –que funcionaban muy bien pero por las que jamás pedí dinero, no al menos si no era capaz de pagar a los artistas a los que apoyaba con ellas–, y escribía sin parar, cada día, desde las 6 de la mañana. Dedicaba días enteros a la producción de arte, literatura y oportunidades de trabajo, procurando sobrellevar lo mejor que podía la inquietud y el estigma psicológico que nos da a muchos ser oficialmente un parado, una persona sin trabajo. ¿Sin oficio ni beneficio?…  beneficio no sé, pero oficios tengo y muchos.

Mientras, veía como uno a uno mis amigos encontraban trabajo en campos, alojamientos y organizaciones para atender refugiados… amigos que o bien estaban desempleados o bien habían vivido hasta ahora en la incertidumbre –sobre todo los creativos, vaya luchadores–… o simplemente estancados en la vida, como Frida, que empalmaba un café con otro mientras estudiaba todas las noches temblando de angustia cada vez que se acercaba un examen final. Porque en la vida uno se estanca a veces. Es de lo más normal. Aunque no lo parezca cuando eres tu el que se está estancando. Nos ha pasado a todos.

A mi me picaba por dentro toda esta situación. Los envidiaba, no solo por tener un trabajo, sino porque ese trabajo consistía en ayudar a dar acogida a la enorme cantidad de personas que llegaban al país buscando refugio. El país hacía un esfuerzo enorme. Todo se estaba moviendo. Había mucho trabajo, por lo público y por lo privado. Se buscaban soluciones. Se habilitaban espacios. Se transponía generosamente el uso de las cosas. Incluso la enormes tienda de bricolaje había cedido sus naves para alojar de urgencia a cientos de personas. Al pasar por allí se veían las máquinas potátiles de calefacción con inyectando aire caliente. Mientras tanto los periódicos dedicaban al tema varias de sus secciones… política, economía, oportunidades, cultura…

Yo leía todo aquello, luego veía el mundo burbujeando a mi alrededor, mientras caminaba por la ciudad con mis curriculums bajo el brazo, hasta que me harté y me presenté yo mismo a la organización que coordina la acogida de refugiados.

(Continuará… )
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Imágen: Ggia, Wikipedia, An inflatable boat with Syrian Refugees just arrived safely to Skala Sykamias, Lesvos island, Greece. 29 de Octubre de 2015. Derechos de uso bajo licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 4.0 International

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3 thoughts on “Los refugiados nos sacan del desempleo

  1. El apoyo a personas Asilantes, es importante veo aca en Alemania, a diferencia de otros estamos Europeos es mas solidario permisivo , proporcionando un sin fin ayudas vivienda alimentacion transporte curso idioma e integracion y escuchar dia a dia a estos jovenes que no trabajaran por el gobierno es el obligado a far todo.
    Mi experiencia teniendo asilo y refugio politico en Madrid Espana fue diferente entiendo Las diversas entrevistas con la oficina de asilo el apoyo economico minimo y la desigualdad que las personas que no el estatus tenian muchas mas ayudas vivienda alimentacion transporte escuchar fecuentemente usted es mujer trabaje me encontre en situacion de desempleo solicited ayudas y me cerraban las Puertas a comparacion de otros muchos con sin fin de ayudas agradecida por tener documentacion en regla y mirar que otros tenian mucho me hizo pensar que a algunas personas les Dan todo y a otros no en Espana el esquema es un permiso de permanencia 90 Dias luego una tarjeta de solicitante asilo 6 meses permanencia a Los 6 meses otra tarjeta con autorizacion a trabajar tanto para latinoamericano africanos iraquies estos con tiempo de permanencia en pisos de acogida por 1 o 2 anos mientras a mi fue minimo hay que ser hombre pata tener Las ayudas gracias a mi esfuerzo sali adelante y pagando mis impuestos religiosamente aca en Alemania observe que muchos se desplazan por muchas regiones en todas con ayuda economica y llegan a estafar al pais por falta de control como el caso de un joven sirio que se ha llevado mas de 70000 euros ellos con access a cursos de integracion y nosotros esperando largas listas en la region Baja Sajonia y nos indican por ser Europeos nos desplazamos sin problema y trabajamos ellos no lamentable uno busca el curso para incorporacion laboral ellos pierden el tiempo recursos mientras otros esperan por mucho tiempo .
    Un pais no debe ser paternalistas dar todo sin beneficio creo que hay que ser mas fiscalizadores y exigir la inmediata incorporacion laboral por que en ellos se invierte Los impuestos que todos pagamos como la ayuda de solidaridad mal invertida

    • Muchas gracias por la aportación y por contar tu experiencia. Siento que te hayas visto en situaciones injustas. Te cuento cómo veo yo, por lo que he visto, los problemas y contradicciones que planteas. Los que llegan no llegan y empiezan su nueva vida en una situación fácil. Puedes leer los tres posts que describen la entrevista en el campo de refugiados. A los que reciben las ayudas se les exige muchas cosas: aprender el idioma, trabajar cuanto antes, etc… y lo hacen. De hecho conozco a más Alemanes que abusan de las ayudas del estado que a emigrantes que lo hagan. El paternalismo, porque es cierto que a veces te sientes como un niño (lee el post de la entrevista de trabajo donde se habla de ello), lo sientes cuando ves que te ponen las obligaciones que te ponían tus padres mientras tu no te pudieses ocupar de tí mismo. Te ves aceptando porque te están apoyando… pero algo tienes que dar, no te lo van a dar regalado… Es un tema difícil y hay debate. Yo tampoco lo tengo claro, pero al menos le sistema funciona para que mucha gente salga adelante.

      Bien es cierto que hay, como en todo el mundo, gente que se aprovecha (puedes leer el post de la entrevista de trabajo). No le hacen ningún favor a la imagen genérica de lo refugiados. Pero ladrones, estafadores, etc… hay en todas las escalas de la sociedad. Véase España con la corrupción entre los políticos y élites. Pero no creo que si hacemos una estadística de estafas, salgan menos estafadores entre los refugiados que entre los mismos europeos. Y vistos los que aprovechan la oportunidad y creo que es mejor esta apuesta por la solidaridad que dejar en la calle a personas que lo han perdido todo.

      Respecto al tema de impuestos, bueno, se puede aplicar a cualquier emigrante que pide una ayuda, por ejemplo Españoles, que hay muchísimos y de los cuales me molestaría muchísimo que se hablara mal, pues conozco su drama, su lucha y sus ganas de salir adelante. A mí me han echado alguna mano y lo agradezco, ahora estoy currando mucho y devolviéndolo con unos impuestos considerables. Si el apoyo recibido es el destino de mis impuestos (y no la deuda de un banco), pues después de la primera impresión doy hasta las gracias. En suma, que para todos, el que de verdad se queda y trabaja, te aseguro que va a apagar impuestos y cuando vean lo altos que son comprenderán la sociedad en la que vive ahora. El que no, tendrá problemas… pero ¿dónde no los hay? Tienes razón, en que no es fácil, el sistema no siempre funciona y no siempre es justo para unos u otros, pero hasta donde funciona para mí ha sido una experiencia que me produce admiración y respeto.

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