Antes de que llegaran las redes sociales, Internet era un lugar en el que todos te aconsejaban que no dieses información personal. Los blogueros escribíamos bajo seudónimo y cuidándonos muy bien de esconder nuestra identidad bajo una capa de ambigüedad en el texto y usando fotos que en las que rara vez se nos veía con claridad. Lo que exhibíamos no era nuestra vida sino nuestro modo de ver el mundo y ordenar información, nuestra creatividad y nuestra inteligencia. Con ellos enriquecíamos Internet mientras permanecíamos. como autores en la sombra. Ésto nos daba sin duda un halo de misterio que despertaba la curiosidad de los demás.
La de mantenerse en la sombra era además una costumbre que, con la histeria de las redes sociales, en las que lo que se aconsejaba era mostrarse, no me pareció sino todavía mejor, reforzada ahora por razones que quizá chocaban con la nueva cultura de exhibirse sin crear nada, pero que a mí me encantaban y me ayudaban a seguir creando sin parar…
La primera es que escribir bajo un nick mantenía mi vida privada menos expuesta a toda la locura que hay en Internet, incluyendo la mia propia.
La segunda es que, recíprocamente,escribir bajo seudónimo mantenía mi creatividad libre de compromisos con mi mundo fuera de Internet. Podía escribir salvajemente, hacer poesía sin miramientos y contar las historias más locas sin preocuparme por lo que pensaran de mí, por ejemplo, mi familia y mis compañeros en el trabajo. Lo curioso, es que mientras más libre escribía más éxito tenía… y más tenía que callarme, las fonteras entre esos dos mundos estaban cada vez más agitadas.
La tercera es que de pronto me ví satisfaciendo una curiosidad que tenía desde pequeño: la de saber cómo es la vida con una identidad secreta, como un superhéroe, dotado con un poder que el mundo admira –escribir– y con el que espera ser rescatado –del vacío del mundo, del aburrimiento, de lo que sea que la lectura rescate–, aunque nadie sepa quién eres, ni de donde proviene (podría ser tu vecino, tu hijo, tu padre).
Ésto requería una enorme responsabilidad: abajo en Internet había un montón de textos escritor por mí y leídos por un montón de gente que me seguía y comentaba fascinada, que a su vez escribían fascinandome a mí, que les comentaba, intercambiadando ideas sin parar, mientras arriba fuera de la pantalla, tenía que conterme unas ganas locas de decirle a todos lo que estaba pasando. Era muy difícil pero estuve años llevando un éxito literario en secreto. Nadie sabía que escribía en Internet y en Internet nadie sabía que era yo el que escribía.
La cuarta se refiere precisamente a esas personas que me leían: a la cara de asombro que ponían cuando me los encontraba en el mundo real y les decía “yo soy Batman” y luego, para confirmar, les soltaba una frase que sabía que habían leido. Eran momentos que bien valía el esfuerzo de haber guardado el secreto, cosa que no era fácil.
La quinta razón por la que escribir bajo seudónimo, era que me ayudó incluso a explorar nuevas facetas de mí mismo sin prejuicios, cosas que yo no me permitía ser desde un yo que estaba encasillado por su historia, por los roles que me habían tocado en la vida, en la familia, en el trabajo, en el cole, en todo ese tejido socioemocional en el que estamos inmersos y del que de pronto me había librado. Tuve muchas aventuras, amistades, complicidades, amoríos,… incluso con gente que buscaba a mi seudónimo, más allá de mí mismo, a quien consideraban portador, un mero funcionario necesario para darle corporeidad.
-¿Con quién te has querido acostar, con Batman o conmigo?…
-Tu eres muy mono, pero Batman…
Yo lo aceptaba agradecido porque él era parte de mí. O mejor dicho, yo era él aunque él no fuese yo, porque en realidad yo era algo inmenso comparado con él, que no era más que una anécdota de la blogosfera. Había una permeabilidad entre los dos. Era una situación generosa y rica.
También hay que reconocer que esa permeabilidad llevaba a situaciones extrañas. Especialmente cuando empezaron a esperarse cosas de él e incluso yo mismo empecé a esperarlas, dejando que influyera en mi comportamiento. Llegó entonces un cinismo que empezó a contaminar mi historia, mi escritura, y algunas relaciones.
Y ésta es la razón por la que dejar se usar un seudónimo: Porque poco a poco empecé a darme cuenta de que yo había evolucionado y madurado y que mi personaje, el que respondía cuando lo llamaban por mi pseudónimo, que ya empezaba a ser mucha gente, no había madurado y no conseguía madurar.
Hasta el día a partir del cual cada vez que miro atrás y me doy cuenta de que tengo una vida impresionante, llena de aventuras, poesía, amor, activismo, azañas pacíficas y rebeliones que nadie pudo contener… que las tornas han cambiado. Hoy son mis seudónimos los que querrían ser el superhéroe que soy.
Los seudónimos se me quedaban viejos. Las historias vivían y viven en mí, y me hacen ser cada instante quien soy. Había llegado la hora de recogerlas y añadirlas al loco curriculum de mi existencia…
…incluyendo a mis propios seudónimos, a los que estaré eternamente agradecido por lo que me dieron: una experiencia que para cada cuál es única, pero que puedo recomendar, si sois fieles a su juego y estáis dispuestos a dejar de exhibiros como idiotas y empezar una vida realmente intensa y creativa, y llevarla con la responsabilidad que necesitamos todos aquí abajo, en Internet.
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*sí, Internet está abajo. Haced el ejercicio mental y darle la vuelta. Veréis que encaja mucho mejor. Levantad la vista de la pantalla y mirad el cielo, esa sensación tan diferente a mirar un cristal luminoso. Que Internet esté abajo no es algo nuevo, nos lo dijeron en la película Tron, por mucho que ahora lo quieran negar.