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La emigración siempre os deja la sensación interior de estar un poco incompletos. Pero hay momentos que lo palian. Un evento que reúna en tu ciudad de exilio a los compañeros de profesión de tu país y a los compañeros que habéis emigrado es sin duda uno de ellos. Y más si se trata de debatir la situación de vuestra profesión.

Esto mismo pasó el 9 de Febrero, en Berlín. Un grupo de arquitectoa vinieron a un Simposium en Alemania para hablar de la situación de la arquitectura en España, o eso me pareció, al leer el flyer: “uno de los países donde el impacto de la crisis económica más ha afectado la práctica de la arquitectura”, tras los locos años sumidos en la “la ausencia de reflexión” que nos llevó a la situación actual e “hizo que muchas obras quedaran abandonadas debido a su inviabilidad económica”, y que hoy dan lugar a estrategias de arquitectura “nacidas de la renuncia y de la economía de medios”… “en un momento de incertidumbre respecto a la profesión que…”…

A mí esto me sonaba mucho. Pertenezco a una generación de arquitectos que si algo ha visto han sido proyectos incompletos. Incompletos no solo fueron nuestros proyectos de arquitectura, también fue nuestro proyectos de arquitectos que planeábamos ser, nuestros planes de futuro en España, para alguno incluso nuestra vida entera en España, suspendida en un tiempo que está pasando en otra parte …, proyecciones desechadas al tener que elegir entre seguir hundiéndonos en el fango de la precariedad laboral española o emigrar.

Y ahí que me planté, en la Akademie der Künste, en Berlín. Esa ciudad que es ahora un poco mi ciudad y en la que sentí que de algún modo los acogíamos, seguro como estaba de encontrar muchos otros arquitectos emigrados entre el público, ilusionados quizá porque algunos de los invitados, arquitectos maduros, con un repertorio brillante, habían sido maestros para nosotros. Alguno incluso fueron nuestros profesores en la Universidad.

«Unfinished», se llamaba el evento, en ocasión de una exposición del pabellón de España en la Bienal de Venecia, ganador de León de Oro al mejor pabellón nacional, expuesta ahora en Berlín, con el mismo nombre: Incompleto. Una obra preciosa –tanto el pavellón como la exposición– con un título que nos toca un poco a todos.

Llego un poco tarde. Tras atravesar el vestíbulo vacío, la enorme rampa interior y el entramado de escaleras que flota en la Akademie der Künste de Berlín, entro en el auditorio. Procurando no interrumpir la ponencia y sin poder contener la sonrisa al oir hablar inglés con un acentazo español que seguro que yo mismo tengo, tomo asiento.

En la primera parte del simposio los arquitectos españoles visitantes exponen, en turnos con otros invitados alemanes, proyectos de su autoría en cuyo desarrollo tuvieron que enfrentarse de algún modo a las limitaciones, nos desde la construcción, otros desde el espacio, desde la poesía, que no es poco. Son proyectos muy hermosos, expuestos por sus autores con la pasión que da haber tenido una buena idea, algo que aportar a la Arquitectura del mundo. En un mundo en el que los proyectos arriesgados los hacen muchas veces grandes firmas, estos son lo que uno llamaría verdaderos proyectos de autor.

La mayor parte del público la forman arquitectos españoles emigrados en Alemania, arquitectos que trabajan para estudios de otros arquitectos, en los que no firman proyectos, ni hacen arquitectura de autor o en los que, aunque la hicieran, no podrán presentarla como suya. Los ponentes presentan y analizan arquitectura de autor como solo se pueden presentar analizar las arquitecturas de autor…  frente a un público sin posibilidad de hacer arquitectura de autor.

Y ellos escuchan atentamente. Escuchan como escuchaban en la Escuela de Arquitectura, con humildad, procurando aprender algo que beneficie sus propios proyectos en el futuro; aunque ya no son estudiantes ni probablemente no lo fuesen cuando tuvieron que dejar España –y con ellos la arquitectura española– para poder trabajar, como tantos otros arquitectos españoles, jóvenes y no tan jóvenes –¡10 años de crisis, por Dios!–, que hay hoy por el mundo haciendo de todo menos arquitectura española, aquella arquitectura que marcó tendencias  y que como generación soñaron con continuar.

De esta realidad, de la actualidad de la arquitectura española caracterizada por el hecho de que los arquitectos españoles no están en España y de que los que están, si no se lo cuestionaron ya, se cuestionarán aún hoy si se tendrían que marchar….   no se dice ni una palabra. Aunque sean estos arquitectos, precisamente estos, los que les miran en este momento, acogiéndoles en su nuevo hogar y regalándoles como siempre su atención…

La pretensión de que comprendamos (y nuestra capacidad de comprender) lo incompleto de su arquitectura, contrasta brutalmente con nuestra necesidad de que comprendan (y su incapacidad de comprender) que quizá lo más incompleto de la arquitectura española no seamos sino nosotros mismos: los arquitectos españoles que vivimos hoy entregados a un trabajo que no hará avanzar la arquitectura en España

Es un temazo ¿no?. Sin duda. Bueno, hay una mesa redonda y supongo que entonces se hablará de eso.

Llega la mesa redonda. Yo sigo pacientemente el debate. Se habla de muchas cosas:

…de lo difícil que está todo para hacer proyectos como antes –yo recuerdo ese antes, cuando todos vivíamos y trabajábamos como si fueramos millonarios, invisrtiendo y gastando un chorro inagotable de dinero que al final no existía, el sueño colectivo que que nos ha llevado aquí–,

…de cómo la administración ya no premia la calidad sino el proyecto más barato –¿son conscientes de lo que costaban los edificios que construyeron hasta 2007?–;

…de que hay que ver, tan bonitos los proyectos que hacían –es verdad– y los proyectos que tienen que hacer hoy… –¿son conscientes de que la mayoría de los que les estamos escuchando no pudo acabar ningún proyecto, bonito o feo?–

Cuando el moderador consigue salvar el escoyo de toda esta quejumbrosa letanía, se habla de sus «estrategias personales para afrontar el proyecto». Y otra vez volvemos a escuchar frases de autor como cuando estábamos en la escuela.

Por cambiar de tema, alguien saca el BIM, el sistema de diseño cuasi-holístico que se va a imponer en breve en la arquitectura y que las administración española hará obligatorio en la entrega de proyectos. Sí. Claro. Tenemos que aprender BIM… ¡Pero eso es algo que sabemos todos desde que entramos a engrosar los perfiles de linked-in!

De la grave crisis de la profesión arquitectura española, de sus consecuencia para el cuerpo profesional, su mejor recurso –los arquitectos mismos, los que la hacen posible, la piensan, la desarrollan–, hundidos en la precariedad o desperdigados por el mundo como individuos, disueltos como cuerpo en él…  de cómo enfrentar el hecho de su ausencia, su distancia, su extrañamiento como parte del extrañamiento general… ni una palabra. Nada. Nothing. Nichts!

Por primera vez desde que emigramos, nuestros admirados compañeros vienen y se sientan para hablar de cómo la crisis ha influido en nuestro mundo… y no nos preguntan nada.

Aún queda una oportunidad, pienso, cuando abran la ronda de preguntas. Entonces podremos hablar de ello aunque sea el público el que ponga el tema sobre la mesa. Además, ¿Qué es un buen simposio sin una inyección de un debate inteligente por parte del público?

Mientras espero, voy haciéndome una colección de preguntas… preguntas del tipo: ¿Cómo puede afrontar la arquitectura española la dramática fuga del talento? ¿cómo puede avanzar la arquitectura española en un paisaje de arquitectos españoles sin oportunidad de desarrollar proyectos en el país? ¿cómo se imagina el futuro de la arquitectura española si los arquitectos españoles están e Berlín, en Londres o en Shanhai? ¿cómo re-conectar nuestras experiencias y incorporarlas a ésta realidad y mejorarla? ¿podría integrarse esta realidad como una riqueza? ¿cómo?… Desde vuestra experiencia, ¿qué nos diríais a los que estamos aquí?…

Pero esas son preguntas que en realidad nunca les haremos en este simposio sobre la realidad de la arquitectura española… ¿por qué?…  porque no hay ronda de preguntas. Cuando han acabado con (o se han cansado de) sus temas… cortan el simposio y lo dan por terminado, así, sin preguntarse si quiera si los asistentes tienen algo que aportar. ¿Porqué? Buenos pues… porque sí, porque que se hace tarde (yo llevo aquí 6 años) y nos quieren invitar a subir al piso de arriba a beber vino y comer jamón, para despedirnos todos juntos de un simposio de arquitectura española en Berlín que no ha dejado intervenir un solo segundo a los arquitectos españoles de Berlín.

Arquitecturas incompletas, proyectos incompletos, carreras incompletas, el simposio también incompleto… Y aquí nos quedamos, una vez más, los jóvenes y ya no tan jóvenes arquitectos españoles, en Alemania, Inglaterra, China,… emigrados por una crisis en cuya gestación nada tuvimos ver que ver pues nos pilló estudiando, dspuestos y esperando como siempre el día en que «nos caiga algo» en este teatro de la arquitectura española, sea un proyecto o el turno de palabra en el debate, la escala es lo de menos…   el legítimo y urgente ejercicio de la responsabilidad.

Eso sí, cuando se despiden, nos dicen a todos que somos unos monstruos. Unos monstruos.

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Imagen: Exposición Unfinished en la Bienal de Venecia, del arquitecto y fotógrafo de arquitectura Stefan Tuchila, cuyas fotos podéis ver en su perfil de Facebook y su archivo de Instagram.

 

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