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2019 apenas empieza y está en gran parte como un lienzo en blanco. Imaginaos ese potencial. Mmmm. Mientras saboreáis este hecho, recordad que 2018 fue también un año especial. Pasaron cosas muy tristes y también cosas muy felices. Para los que leéis éste blog, 2018 fue –y es– además el año en que…

1. Para estrenar un año, pirateamos a Julio Cortázar,…

2. Confesé mi pequeña relación personal con la obra de Ego Schiele.

3. Os conté cómo se ve el feminismo español desde Alemania, un país en el que a pesar de que haya permisos de maternidad largos y a repartir libremente entre las parejas y de que esté mal visto echar piropos cuando no juegan ningún papel relevante,… tiene todavía mucho, pero mucho que aprender de las mujeres españolas.

4. Vimos cómo la arquitectura española sigue en la puñetera inopia.

5. Me despedí de nuestro querido Tom Wolfe, presentándoos una de sus obras más injustamente desconocidas, “¿Quién teme a la bauhaus feroz?”, un libro con el que podrás a la vez aprender arquitectura y a la vez reirte a carcajadas de ella.

6. Os hablé del amor y el desamor en Berlín, una especie de doble estado cuántico en la ciudad de los Peter Panes.

7. Entendí por qué es importante tener un pseudónimo… siempre y cuando sepas librarte a tiempo de él.

8. Publiqué mis experimentos con teléfonos móviles y hélices de aviones en vuelo.

9. Los expliqué, demostrando que yo descubrí el efecto Hélice Digital, a pesar de que ya estuviese descubierto y se llamara efecto Rolling-Shutter. Y celebré poder hacerlo.

10. Descubristeis nuevas definiciones de mi diccionario secreto

11. E hice muchas muchas fotos para dar la nota y porque la fotografía es una disciplina preciosa, que tenía abandonada hasta que me dí cuenta de que hoy para ser un bloguero romántico hay que ser un poco prenda en Instagram.

12. Pero lo más importante que he escrito éste año no está en este blog. No hablo sino del artículo en el que resumí las reflexiones de un hombre después de hacer 7 meses de permiso por paternidad mientras su pareja trabaja, publicado en Verne, de El País, al que estaré siempre agradecido por el apoyo para que la historia llegue al máximo número de gente posible. Hace un par de semanas he descubierto que el artículo está citado en el libro «El fin del miedo: voces del año del feminismo». Ahí es nada, sorpresa grata y completamente inesperada.

Éste año he escrito mucho más pero no me ha dado tiempo a publicarlo. Por suerte el tiempo es algo que sigue fluyendo incansablemente y hay un año más para seguir trabajando para vosotros estas historias y las que nos surjan en el camino.

Espero que sigáis disfrutando leyéndolas tanto como yo disfruto escribiéndolas. A fuego lento y sin mirar el reloj.

Os deseo un muy feliz 2019.

Gracias por estar ahí. Por visitar este blog. Por leer.

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